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Tuesday, February 23, 2016

Cueva del Gigante

 Cueva del Gigante, Marcala La Paz, Honduras


Algunas personas han visitado Marcala, pero no saben la importancia arqueológica que este lugar representa para la historia de Honduras. El motivo de este nuevo post es dar a conocer un poco más de la historia de este lugar. Muchos hablan de el, pero no saben mucho de su pasado, o incluso para algunas  personas es un lugar completamente desconocido.  ¡Descubrámoslo juntos! 

Es uno de los sitios más antiguos. Esta ubicado en la aldea de La Estanzuela, Municipio de Marcala, en el Departamento de La Paz. Cerca  de este sitio arqueológico se encuentran otros bellos sitios turísticos de la zona, como ser  la cascada de La Estanzuela, a tan solo 500 metros de la cueva.

Algunos arqueólogos consideran este sitio como uno de los primeros lugares habitados por los primeros pobladores de Honduras y tal vez de toda Centroamérica. Es un lugar bien preservado debido al microclima estable del que se rodea.

George Hasemann, quien nació en la ciudad de Nueva York el 16 de enero 1944, tuvo su primer viaje a Honduras en 1974.  Se vio involucrado en un estudio arqueológico autorizado por el IHAH, en Utila en las Islas de la Bahía. Luego de eso decidió mudarse a Honduras.

Los informes de saqueos en la Cueva El Gigante, llamaron la atención del Instituto Hondureño de Antropología e Historia en la década de 1990. En 1994, el sitio fue visitado por George Hasemann,  jefe de la división de arqueología del Instituto, que inmediatamente reconoció el potencial de la investigación.

Las exploraciones iniciales fueron iniciadas por Hasemann de 1993 - 1994. En 1993, las colecciones de superficie y uno de los pozos de saqueo fue enderezado para dibujar el perfil y recoger muestras de material fechable. La excavación en 1993 reveló más de 2 m. de depósitos estratificados, así como una posible "espina de pescado" punta de proyectil temprana y dos muestras de radiocarbono de los niveles de ocupación temprana que databan del 9520-9380 B.P  y 10040-9900 B.P.

Parte del arte de la cueva.

La enfermedad prohibió que Hasemann volviera a la cueva. En 1997, se puso en contacto Hirth para que continuará con las investigaciones en la cueva. Como resultado Hirth contactó a  Timothy Scheffler, un estudiante graduado en la Universidad Estatal de Pensilvania. Él inició un estudio del sitio clave de cuevas y abrigos rocosos situados a lo largo del drenaje de La Estanzuela durante el verano de 1998.

Esta encuesta pretendía identificar si habían  otras cueva o abrigos rocosos en la región, con la misma preservación y la profundidad de los depósitos a los que se observan en la Cueva El Gigante. Treinta y dos sitios fueron identificados en esta encuesta, incluyendo nueve cuevas y diecinueve abrigos rocosos ; ningún sitio fue tan grande o tenía principios o depósitos tan profundos como la Cueva El Gigante.


Hasemann luego de los primeros estudio cambió de opinión y afirmaba que esta cueva databa entre 14000  y 19000 A.C. Tiempo después Scheffler, en su tesis doctoral hizo un estudio más profundo y llegó a la conclusión que La Cueva del Gigante fue habitada en el año 9480 A.C.

En su Tesis, Timothy Scheffler revela los siguientes datos interesantes de La Cueva del Gigante: “El abrigo rocoso llamado El Gigante, está ubicado cerca del pueblo de Márcala y se formó en un acantilado de roca volcánica, producto del agua que deslavó la roca sólida”.

“Las paredes de El Gigante, están cubiertas de un gran variedad de pictografías y durante la exploración también se encontraron otros sitios con vestigios de arte rupestre”.

Durante algunas investigaciones realizadas se han encontrado objetos como ser: cestas, sogas, fibras textiles, conchas de caracol, restos de objetos de piedra, instrumentos de huesos, puntas de proyectiles que posiblemente usaban en la casería y restos de productos alimenticios como frutas, vegetales y mazorcas de maíz domesticado. Ningún tipo de vegetación crece dentro del abrigo rocoso.

Objetos encontrados en la cueva.

Para los que quieran seguir curioseando, les dejo una página donde se pueden registrar de manera gratuita y pueden leer la investigación en inglés. Lastimosamente no encontré traducción de ese documento. Espero les sirva.



Muchas gracias por tomar el tiempo de leer este post. Espero que disfruten con la lectura tanto como yo con la experiencia de escribirla.
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¡Hasta la próxima!

Sunday, February 7, 2016

¿Han encontrado realmente la mítica Ciudad Blanca?


Por la web han circulando notas de la mítica Ciudad Blanca o también conocida como la ciudad del dios mono; es el hallazgo de un asentamiento arqueológico que sería la respuesta a una leyenda, cuento, mito o como se desee llamar, de varios siglos en  la región del noreste de Honduras. En este post quiero invitarlos a que lean una historia diferente a todo lo que han leído hasta el momento. ¿Será que realmente encontraron Ciudad Blanca? ¡Descubrámoslo juntos! 

Ciudad del dios mono.
 Ilustración: Virgil Finlay.

Los nativos cuentan historias sobre esta Ciudad Blanca donde vivieron sus ancestros. Durante las expediciones que se hicieron, varios nativos acompañaron a los exploradores durante parte del camino, y luego regresaron a sus casas, porque piensan que es una ciudad sagrada a la que no pueden entrar.

La ciudad ya había sido descrita bajo dos nombres diferentes, Xucutaco en idioma Nahuat y Hueitapalan en Maya. Se dice que el primer europeo que tuvo noticias de esta ciudad  fue Hernán Cortés en 1526.  En el siglo XVI, el noreste de Honduras era un lugar de fructífero comercio (Maya-Nahua). Cortés decía que Hueitapalan era una ciudad impresionante y rica en oro. Se cree que Hernán Cortes no vino desde México a Honduras a castigar a Cristóbal de Olid como se menciona en varios relatos; si no en busca de oro. 

Entre los primeros en hacer mención sobre esta ciudad se encuentran Cristóbal de Pedraza, el arqueólogo William Duncan Strong, el Padre Manuel de Jesús Subirana, entre otros. El Padre Subirana quien nació en 1807 en la localidad de Manresa (Barcelona) en España, viajó hacia Honduras. Visitó a los Pech y Tolupanes entre 1854-1860 (antes de su muerte en 1864). No se precisa exactamente que haya conocido Ciudad Blanca. Se dice que el oyó el relato y le recomendó a los indígenas que cuidarán esas tierras; tenía ya un alto concepto de respeto a la arqueología.

Martínez Landero fue un maestro e historiador hondureño que realizó estudios antropológicos del Rio Wampu en la Mosquitia hondureña. Encontró un metate (piedra tallada de forma rectangular, utilizada para moler granos y especias). Este metate se llevó a Tegucigalpa, y se entrego al ministro de educación de aquel entonces, Don Silverio Laínez. El metate pasó a formar parte del Museo Nacional de Honduras; solo como dato curioso para ustedes, les cuento que Honduras no tenía museos en 1934. El Dr. Jesús Aguilar Paz, diputado del Congreso Nacional de Honduras en ese entonces, presentó una moción firme de fundar un museo nacional. La locación del primer museo se encontraba frente a la Plaza Central de Tegucigalpa, el cual fue después desecho.

R. Stuart Murray al lado de algunos metates encontrados en 1930.
En 1940, George Gustav Heye (coleccionista) contrata a Morde para liderar una expedición  en La Mosquitia, Honduras. Durante la expedición se encontraron varios artefactos, los cuales llevaron consigo a Estados Unidos. Finalmente Morde llegó a New York, clamaba haber encontrado la mítica Ciudad Blanca, así que realizó una conferencia de prensa increíblemente grande. Asistieron muchas personas  y grandes periódicos como el New York Times, todos estaban ansiosos por escuchar de esta ciudad perdida. El descubrimiento de Morde salió a la luz pública cuando habían blockbusters como King Kong (1933),que había sido un éxito siete años antes de la expedición; en general eran blockbusters sobre selvas y sobre las grandes criaturas que viven en ellas. No fue sorpresa para muchos que en sus artículos resaltará al dios mono. El 22 Septiembre de 1940, Morde publicó un artículo para un periódico llamado The American Weekley (periódico dominical) que era editado por Abraham Grace Merritt (mejor conocido como A. Merritt), quien también era escritor de ficción. (Les adjuntaré al final de este post un documento en PDF donde podrán leer el artículo completo; para los que quieran curiosear un poco.)

Publicación sobre la Ciudad del dios Mono en The American Weekly.
Morde nunca dio una locación exacta. Clamaba haber encontrado la ciudad, pero no proveyó fotos o planos, es decir ninguna evidencia fuerte, así que comenzó a ser una simple leyenda. Él dijo que regresaría en enero de 1941 para traer documentación válida, pero no tuvo la oportunidad de regresar. Mientras él hablaba de su regreso a Honduras, la segunda guerra mundial estaba empeorando. Se convirtió en espía para el Gobierno de Estados Unidos. Cuando regresó de la guerra, él se sintió mal de que las personas estaban siendo escépticas sobre sus ganas de encontrar esta ciudad. En 1954 por razones que solo podríamos adivinar, él se suicida.

El Dr. Enrique (hijo del Dr. Jesús Aguilar Paz) tenía nueve años de edad cuando Theodore Morde, amigo de su padre, llegó a visitarlos; les contó que había encontrado la mítica ciudad. Se le llamaba Ciudad Blanca porque parece ser que la infraestructura de la ciudad era blanca. Morde le dijo a el Dr. Jesús Aguilar que le iba mandar las fotografías de esta Ciudad Blanca, pero nunca recibió ninguna fotografía de la ciudad. Solo se pudieron recuperar fotografías de Morde mientras iba en cayuco por uno de los ríos. En  1946, Morde publicó sus investigaciones realizadas durante su estadía en Honduras en una revista cubana; decía que era la ciudad del dios mono, porque se podían observar representaciones de monos en algunas de las piedras.

El Dr. Jesús Aguilar Paz publicó el mapa de Honduras después de 18 años de andar por todo el país. La primera edición fue en 1933 y  desde entonces ya ponía él en interrogación esta ciudad, debido a la falta de pruebas. El profesor Martinez Landero siempre fue muy franco y dijo no haber visto esa ciudad, pero si dijo “he encontrado y me han  llevado varias piezas”;  la pieza más bonita fue la que trajo a Tegucigalpa. El Dr. Jesús Aguilar en 1964, fue con tres amigos aventureros a buscar la mítica ciudad. Entre sus amigos se enlistaban el Dr. Roberto Gómez Rovelo y Roberto Calderón. Sus recorridos los hicieron en mula. Durante su viaje, llegaron a un lugar donde encontraron metates, pero no llegaron a encontrar en realidad el trazo de una verdadera Ciudad Blanca.
Foto: National Geographic.
En 2015 se realizó una expedición liderada por el arqueólogo Christopher Fisher y organizada por National Geographic Explorer. Gracias a la tecnología LIDAR (siglas en inglés de Detección Aérea de Luz y Medidas de  Rangos), se pudo observar bien el suelo despejándolo de la vegetación. Se encontraron varios artefactos, grandes movimientos de tierra, montículos, posibles canales de riego, embalses, extensas plazas y una pirámide de barro.

Efigie de un hombre-jaguar.  Foto: National Geographic.
Se pueden observar los montículos de T1.
Lo que se ha encontrado hasta el momento, no sustenta que sea la mítica Ciudad Blanca o ciudad del dios mono. No se ha encontrado evidencia de que fuera una ciudad construida con material blanco, ni trazos de que hay o hubo oro, como se relata. Hasta el momento seguirá siendo una simple leyenda. Pero no cabe duda de que lo encontrado, es un gran hallazgo; una ciudad antigua, muy grande y bien preservada. Perteneciente a una antigua cultura (800 – 1250 d.C.). No se sabe mucho sobre ella, no tiene siquiera un nombre formal. En las investigaciones recientemente realizadas por expertos, se dice que las personas que construyeron esta ciudad no estaban para nada relacionadas con los mayas.

Puede que no exista una única Ciudad Blanca, podrían ser varias ciudades; que se trate de toda una civilización o podría ser una simple leyenda que se ha ido trasladando a lo largo de varias generaciones. Esto no lo sabremos hasta que se hagan más investigaciones acerca de esta mítica ciudad.  Y ustedes, ¿qué opinan sobre este hallazgo?

Muchas gracias por tomar el tiempo de leer este post. Espero que disfruten con la lectura tanto como yo con la experiencia de escribirla. 
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¡Hasta la próxima!